Cada
hemisferio es el responsable de la mitad del cuerpo situada en el lado opuesto:
es decir, el hemisferio derecho dirige la parte izquierda del cuerpo, mientras
que el hemisferio izquierdo dirige la parte derecha. Cada hemisferio presenta
especializaciones que le permite hacerse cargo de tareas determinadas.
El hemisferio
izquierdo está más especializado en el manejo de los símbolos de cualquier
tipo: lenguaje, álgebra, símbolos químicos, partituras musicales. Es más
analítico y lineal, procede de forma lógica.
El hemisferio
derecho es más
efectivo en la percepción del espacio, es más global, sintético e intuitivo. Es
imaginativo y emocional.
La idea
de que cada hemisferio está especializado en una modalidad distinta de
pensamiento ha llevado al concepto de uso diferencial de hemisferios. Esto
significa que existen personas que son dominantes en su hemisferio derecho y
otras dominantes en su hemisferio izquierdo. La utilización diferencial se
refleja en la forma de pensar y actuar de cada persona; quien sea dominante en
el hemisferio izquierdo será más analítica, en cambio quien tenga tendencia
hemisférica derecha será más emocional.
Aunque
cada persona utiliza permanentemente todo su cerebro, existen interacciones
continuas entre los dos hemisferios, y generalmente uno es más activo que el
otro (De la Parra Paz, 2004). En la determinación de la dominancia de los
hemisferios influyen factores sociales. Cada hemisferio procesa la información
que recibe de distinta manera, es decir, hay distintas formas de pensamiento
asociadas con cada hemisferio.
El
hemisferio izquierdo es descrito a veces como analítico debido a que se
especializa en reconocer las partes que constituyen un conjunto. El proceso del
hemisferio izquierdo es también lineal y secuencial; pasa de un punto al
siguiente de modo gradual, paso a paso. Es especialmente eficiente para
procesar información verbal y para codificar y decodificar el habla.
En tanto
que el hemisferio izquierdo se ocupa de separar las partes que constituyen un
todo, el derecho se especializa en combinar esas partes para crear un todo: se
dedica a la síntesis. Busca y construye relaciones entre partes separadas. El
hemisferio derecho no actúa linealmente, sino que procesa simultáneamente, en
paralelo. Es especialmente eficiente en el proceso visual y espacial
(imágenes). Su capacidad de lenguaje es extremadamente limitada, y las palabras
parecen desempeñar escasa importancia, acaso ninguna, en su funcionamiento.
El
hemisferio lógico forma la imagen del todo a partir de las pares y es el que se
ocupa de analizar los detalles. El hemisferio lógico piensa en palabras y en números,
es decir contiene la capacidad para la matemática y para leer y escribir. Este
hemisferio emplea un tipo de pensamiento convergente obteniendo nueva información
al usar datos ya disponibles, formando nuevas ideas o datos convencionalmente
aceptables.
El
hemisferio holístico, normalmente el derecho, procesa la información de manera global,
partiendo del todo para entender las distintas partes que lo componen. El hemisferio
holístico es intuitivo en vez de lógico, piensa en imágenes y sentimientos.
Este
hemisferio emplea un estilo de pensamiento divergente, creando una variedad y
cantidad de ideas nuevas, más allá de los patrones convencionales. Un
hemisferio no es más importante que el otro: para poder realizar cualquier tarea
necesitamos usar los dos hemisferios, especialmente si es una tarea complicada.
Para
poder aprender bien necesitamos usar los dos hemisferios, pero la mayoría de
nosotros tendemos a usar uno más que el otro, o preferimos pensar de una manera
o de otra. Cada manera de pensar está asociada con distintas habilidades (Verlee,
1995).
El
funcionamiento complementario de ambos hemisferios es lo que confiere a la mente
su poder y su flexibilidad. No pensamos con un hemisferio o con otro, ambos
están implicados en procesos cognoscitivos más altos. Juntas, palabras e imágenes,
comunican con más claridad que unas u otras por sí solas.
Aunque
está claro que las funciones mentales superiores no están localizadas en el
cerebro, la investigación nos facilita una buena base para distinguir dos tipos
diferentes de proceso que parecen asociados con los dos hemisferios. Indica que
el proceso analítico verbal, generalmente identificado con el pensamiento, sólo
es una manera de procesar información, y existe una segunda manera igualmente poderosa.
Este planteamiento debe alertarnos acerca de la necesidad de ampliar nuestras
estrategias de enseñanza a fin de que podamos desarrollar técnicas que presenten
y manipulen la información de nuevas maneras. Podemos analizar cómo actúan los
estudiantes al aprender temas o materias específicas, a fin de descubrir
enfoques que parezcan relacionados con diferencias en los estilos de proceso
hemisférico. También podemos derivar de ello técnicas de enseñanza general que
resulten más apropiadas para el estilo de procesamiento del hemisferio derecho,
y utilizarlas para equilibrar nuestra actual orientación predominantemente
verbal (Verlee, 1995).
El
siguiente video explica este modelo y propone un test de identificación del
hemisferio dominante con análisis de resultados
Referencias:
De la Parra, E. (2004). Herencia de vida para tus hijos. Crecimiento
integral con técnicas PNL, Ed.Grijalbo, México.
DGB/DCA, (2004). Manual de estilos de aprendizaje material autoinstruccional para docentes y orientadores educativos. Recuperado de http://www.plandecenal.edu.co/html/1726/articles-310477_archivo.pdf
Verlee, L. (1995), Aprender con todo el cerebro, Ed. Martínez Roca,
España.
EL Autor y año porfavor
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